Vivimos una época rica en inteligencias creadoras, cuyas
expresiones han de acrecentar considerablemente nuestras vidas. Hoy cruzamos
los mares merced a la fuerza desarrollada por el hombre, y empleamos también
esa energía para aliviar a la humanidad del trabajo muscular agotador.
Aprendimos a volar y somos capaces de enviar mensajes y noticias sin dificultad
alguna a los más remotos lugares del mundo, por medio de ondas eléctricas.
Además, los habitantes de las distintas naciones se matan entre sí a intervalos regulares, por lo que también, debido a esta causa debe sentir miedo y terror todo el que piense en el futuro. Esta anomalía se debe al hecho de que la inteligencia y el carácter de las masas son muy inferiores a la inteligencia y al carácter de los pocos que producen algo valioso para la comunidad. Confío en que la posteridad lea estas afirmaciones con un sentido de justicia y la necesidad de un cambio en la situación.
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